sexta-feira, 17 de agosto de 2012

Nuevo Contrato Social

          Las debilidades de nuestro modelo social actual, expuestos por la crisis económica, suponen una seria reflexión sobre el papel del Estado como garante de la estabilidad y el equilibrio social que permita la coexistencia pacífica de las diferentes clases, ricos y pobres.
         El objetivo de una sociedad más justa y solidaria no puede pasar la falacia que consiste en la utopía del igualitarismo. Todos nacemos iguales, pero todos nacen diferentes, con diferentes motivaciones y apetencias.  Tratar de imponer una única norma es como tratar de imponer un arco iris de una sola color.
         Una sociedad más justa y solidaria debe tratar de suavizar y difuminar las diferencias entre los que tienen todo y los que nada tienen, en la lógica de la igualdad de oportunidades en el acceso a una mejor calidad de vida, pero que no privilegie la pereza, la ignorancia y la incompetencia.
         Una sociedad más justa y solidaria debe centrarse en la creación de una clase media grande, capaz de generar riqueza para ayudar a los mas débiles para tener una vida mejor de lo que había pretendido, manteniendo el énfasis en el trabajo, el esfuerzo y la experiencia como garantía de los derechos y no sólo el mero hecho de que exista, o se está en posesión de una identidad.
          Es innegable que el modelo social actual está agotado, no puede satisfacer las necesidades del día a día, es injusto e ineficaz, sirviendo a los que sirven no debe excluir a los que deben incluir.
          La construcción de un modelo social viable exigirá la aceptación de todas las partes, o al menos una mayoría significativa, llamado contrato social.
          Para el desarrollo del nuevo contrato social debe determinar cuáles son los límites de la asistencia pública en sus distintos ámbitos de actuación, es decir, cuál es el límite que el pagador está dispuesto a pagar para aquellos que no pagan pueden tener algo.
          Es esencial definir el límite de las funciones assistenciales del Estado, quanto costarán, quién los pagará, como los pagará y qué mecanismos de supervisión para aplicar con rigor y sanciones a quienes no cumplan con sus obligaciones sea como pagador, ya sea como beneficiario.
          Este límite debe determinarse teniendo en cuenta los recursos disponibles y ser ajustable a la producción de la riqueza de un período de tiempo dado.
          Prometiendo infinito cuando los recursos son finitos sólo con la ambición de llegar al poder es prometer lo que no será capaz de cumplir con credibilidad y socavar los cimientos de la democracia ya frágiles, abriendo la puerta a nuevas formas de totalitarismo.

sábado, 11 de agosto de 2012

El Plan B para la implosión del euro


         Por mucho que los expertos garantizan el contrario, existe una creciente probabilidad de que el euro tiene los días contados en algunas economías periféricas como Grecia y Portugal. Sabiendo de antemano las consecuencias  directas e indirectas de tal evento, se debe preparar con cierta urgencia un plan de contingencia, una especie de Plan B  esta circunstancia, que tenga capacidad de hacer  dinero de forma rápida, sólo para circulación interna para que la economía nacional no se quede estancado en caso de fallo, también llamado bancarrota.
        Si de repente el Estado se encuentra sin dinero  para pagar los sueldos de sus empleados, jubilados y proveedores, se necesita un plan de contingencia para garantizar las condiciones mínimas de supervivencia, especialmente en el campo de la energía y alimentacion, la preparación de un retorno a la agricultura de subsistencia, ya que no habrá dinero para importar la gran mayoría de las mercancías, incluso para las necesidades básicas. Por otro lado, un plan que garantiza nuestra independencia y reducir la dependencia del sector externo es siempre una baza fundamental que tenemos como pueblo y como estado.
        Un plan de emergencia de esta forma deberá estar preparado con la ambición de jamas ser se utilizado. He visto los planes en preparación para las situaciones más inverosímiles, como la gripe aviar y el bul del 2000, así que no veo razón para no ir creando un plan. Es mejor estar preparado para un desastre y no sea así, que seguir escondiendo la cabeza en la arena fingiendo  que todo está muy bien cuando vemos el día a día se hunde la economía en la mayoría de los países europeos.
        Yo sería mucho más relajado, si hubira a un grupo de trabajo para preparar el plan, que implicaria sin duda el racionamiento de combustible, contratos alternativos para el suministro de los combustibles fósiles directamente con los países exportadores de petróleo con los que las transacciones directas, tales como Angola, Brasil y Venezuela, continuará invirtiendo en energía renovable, iniciar el estudio para una planta de energía nuclear , preparar a la Casa de la Moneda para emisión de nueva moneda, la creación de nuevas alianzas para una moneda común se Ibérica, o una moneda común en el sur de Europa, que más tarde podría extenderse a algunos países del norte de África como Marruecos y Túnez, o, alternativamente, la creación de una moneda de referencia común de los países ibero americanos.